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Superintendente de Bancos dando un discurso

Compañeros y compañeras:

Agradezco a todos su valioso acompañamiento en este trayecto que hoy alcanza los primeros doce meses y justamente lo primero que deseo celebrar de corazón es que todos estamos vivos y sanos.

Ha sido un trabajo titánico bajo riesgo, en medio de una pandemia que todavía no deja de generar incertidumbre, pero estamos mostrando la disposición de saltar las barreras y hasta de superarnos a nosotros mismos.

Por eso reconozco en ustedes a héroes y heroínas, que también han sido épicos vacunándose: 96% con la primera dosis y 92% con la segunda.

Al invocar esta heroicidad lo hago con la conciencia de que padecí los rigores del virus en forma, diría yo, violenta y peligrosa, pero gracias a papá Dios me levanté para seguir con ustedes remando en un mismo sentido.

El espíritu de entrega, colaboración, identidad, enfoque, visión, propósito e integridad es el gran motor detrás de los resultados que hoy podemos exhibir y de los que dentro de los próximos 12 meses cosecharemos.

El ciclo que cerramos hoy ha sido básicamente un período de siembra de la semilla del cambio, de mantener la estabilidad macroprudencial, aumentar el fortalecimiento institucional, preservar la integridad del sistema, maximizar el bienestar de los usuarios, impulsar la inclusión financiera y cerrar las brechas regulatorias acumuladas.

Esta etapa ha sido, en síntesis, de creación de pilares, toma de control, organización de la casa y alineamiento del equipo. Las grandes transformaciones van en su camino en el contexto de nuestra planificación estratégica, dando siempre un paso al frente.

Después de celebrar la vida de todos ustedes y la mía propia -como los activos más valiosos con que contamos- me propongo compartir, para orgullo del equipo, una serie de hechos relevantes que resaltan en nuestra gestión.

Pero antes, es oportuno destacar el invaluable apoyo que hemos recibido de parte del Ministerio de Hacienda, en la persona de su ministro Jochy Vicente, y del Banco Central, bajo la representación de su distinguido gobernador, don Héctor Valdez Albizu.

En primera instancia dirijo la mirada hacia adentro para indicar que un gran hito ha sido conformar un equipo de alto nivel profesional que conecta muy bien con la experiencia del talento técnico de la Superintendencia de Bancos.

Es justamente este talento humano el que mueve la brújula de nuestro plan estratégico, clave para alcanzar los objetivos en beneficio del sistema financiero, de los usuarios y del país.

Las prendas profesionales y sobre todo éticas, basadas en la transparencia eficiente, hacen de este equipo de la Superintendencia de Bancos un partícipe legítimo del propósito del presidente Luis Abinader de establecer un nuevo modelo de administración del Estado al servicio de la gente.

Empezamos a ver los resultados y aunque realmente es apenas el comienzo, me siento altamente motivado ante las valoraciones externas que ya estamos observando.

Es en ese contexto que leo la afirmación de la misión del FMI, en la última revisión del cumplimiento del Artículo IV de su carta constitutiva, en el sentido de que el sistema financiero dominicano se muestra resiliente y “bien monitoreado”.

Quiero resaltar que ese hallazgo de “sistema financiero bien monitoreado” es una frase corta, pero nada simple, porque de alguna manera retrata el carácter del “team” ganador que hemos formado.

Ese carácter está definido por la credibilidad, respeto, imparcialidad, orgullo y compañerismo, que Great Place to Work ha identificado como dimensiones competitivas a la Superintendencia de Bancos en comparación con el sistema financiero.

Great Place to Work nos ha certificado por impulsar políticas y prácticas que mejoran la calidad de vida dentro de nuestra institución y por cumplir los requisitos de certificación establecidos.

Las buenas prácticas nos están llevando a resultados extraordinarios, aunque, en el caso de los proyectos internos, tenemos que reconocer que no han marchado a la velocidad que esperábamos en principio.

Como todos sabemos, en octubre de 2020 nos adherimos a la Ley 340-06, que rige las contrataciones y compras del Estado, en el marco de nuestro compromiso con la transparencia.

El ritmo de ejecución de los proyectos internos ha tenido que ajustarse, pero es un precio que prefiero pagar para garantizar mayor transparencia en todos los procesos y reducir a cero las opacidades o la discrecionalidad en la adquisición de bienes y servicios.

Aunque somos nuevos rigiéndonos por la citada legislación, tenemos la satisfacción de anunciar que la Superintendencia de Bancos presenta una puntuación de 95.90 en el sistema de la Dirección General de Compras y Contrataciones (DGCP), por encima del 91.20 del promedio de todas las entidades. Ha valido la pena.

Pido paciencia respecto a todo lo que tenemos por delante en adecuación de infraestructura para un ambiente laboral digno, con seguridad y salud ocupacional, así como respecto a la reubicación física de ProUsuario, nuestro gran buque insignia de trabajo por y para la gente.

Compañeros y compañeras, estamos avanzando y lo hacemos al ritmo adecuado según las circunstancias, pero debo hacer un llamado a que nadie se detenga ni se distraiga en el camino. No hay tiempo que perder.

De 2020 a la fecha hemos emitido un total de 65 normativas (circulares, instructivos y cartas circulares), más que todas las que se emitieron en los 36 meses que van del 2017 a 2019.

Al finalizar este año sumaremos 13 normativas más, por lo cual superaremos con creces lo que se hizo en esta materia en los citados años anteriores.

Por otro lado, el programa Instituciones Financieras Intervenidas y en Liquidación (IFIL) está creando precedentes que se consolidarán con el desarrollo de la campaña “Dinero Busca Dueño”, algo nunca visto que está en marcha.

Asimismo, logramos geolocalizar la mayor parte de los inmuebles correspondientes a estas entidades (específicamente un 77%), rompiendo de esa forma un inexplicable. vacío de información precisa acerca de esos bienes.

Hemos fortalecido y ampliado las relaciones interinstitucionales, así como los vínculos internacionales de esta Superintendencia de Bancos, con lo cual entramos a un ecosistema de sinergias que apoyan nuestros grandes retos.

En ese sentido, suscribimos un acuerdo para la supervisión consolidada con las demás superintendencias y otro con la Procuraduría General de la República para reforzar la persecución de los delitos financieros.

En el plano internacional, renovamos los lazos con organismos como la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas (ASBA), el Consejo Centroamericano de Superintendentes de Bancos, de Seguros y Otras Instituciones Financieras, Toronto Centre, la Alianza por la Inclusión Financiera y otras.

Hablemos ahora de los usuarios de los servicios financieros, quienes están en el centro de nuestras políticas y nunca antes habían sido tomados en cuenta como ahora, con múltiples canales abiertos para interactuar con fluidez, acompañarlos y ofrecer respuestas a sus requerimientos.

El bienestar y la protección del usuario ha sido uno de los ejes principales de nuestra gestión. No hay mercado sin oferta y demanda. Sin bienestar del consumidor no existe un sistema sano.

Con más de 88 mil 500 seguidores en su conjunto de redes sociales, para un crecimiento de 80% desde que asumimos, la Superintendencia de Bancos tiene sus ojos y sus oídos puestos en los usuarios y en los entes supervisados, sumando a esto los más de 25,000 seguidores de ProUsuario, que apenas lleva 10 meses presente en estas plataformas interactivas.

Por primera vez un superintendente celebra encuentros mensuales con usuarios de los servicios financieros para reforzar la capacidad de escucha y poder proteger sus derechos con mayor eficiencia, sin obviar que también preservamos los derechos de los intermediarios financieros.

Trabajamos sin pausa para establecer la oficina virtual de ProUsuario basada en aplicaciones web y móvil, pero también para mejorar el acceso físico. Con esto, más el formidable equipo profesional de esta dependencia, haremos historia en el mercado financiero de la República Dominicana.

De hecho, ya esa historia empezó a escribirse con tinta indeleble y para ello comparto este indicador: de 2016 a 2020, cinco años, el monto dispuesto a acreditar a los usuarios de los servicios financieros sumó RD$105.4 millones; en la actual gestión, que apenas cumple un año, el monto ha sido de RD$120.7 millones.

Para que podamos entender mejor, en un año hemos acreditado a usuariosRD$15.3 millones por encima de todo lo que acreditó en cinco años.

ProUsuario se desplaza también a mayor velocidad que en los cinco años anteriores en lo que respecta a interacción con los usuarios.

Me explico: de 2015 a 2020, ProUsuario realizó 56,587 interacciones con los usuarios. ¿Y en esta gestión qué ha ocurrido? En tan solo 12 meses se han registrado 57, 585 interacciones, superando los resultados de los últimos cinco años.

La favorabilidad lograda por los usuarios fue de 51% en promedio de 2016 a 2020; en la actual gestión la favorabilidad es de 75%.

Sin dudas, reitero que estamos haciendo historia y, concretamente, estamos cambiando.

Apreciados compañeros y compañeras: pasemos revista a qué está ocurriendo en el sistema financiero que supervisamos, pues se trata de evidencias que conciernen a nuestra visión y enfoque como institución, en su rol de guardián del crédito y del ahorro.

Los préstamos no han parado de crecer pese a los estragos de la pandemia. Actualmente los créditos ascienden a RD$1.33 billones, equivalentes al 27% del PIB. Su crecimiento interanual ha sido a junio de RD$42,082 millones, un 4.5%.

Este es un crecimiento respetable si se parte de que se produjo en un contexto de contracción económica, que felizmente estamos superando.

Me causa alta satisfacción observar lo que está ocurriendo con el ahorro, que alcanzó sus niveles más elevados de los últimos cinco años, marcando un 39.2% en enero de 2021.

Dos mensajes positivos extraigo de esta tendencia: en medio de la crisis los dominicanos están dando valor al ahorro como respaldo a los planes futuros y refuerzan su voto de confianza en el sistema financiero.

Desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, el sistema registró un aumento de 276.94 mil millones de pesos en depósitos en cuentas de ahorro, un incremento de 47.5%.

En cuanto al ahorro bruto nacional, cabe resaltar que este se mantiene por encima de 24% del PIB, muy superior al 18.1% promedio de América Latina y el Caribe.

Es oportuno resaltar que nuestra moneda ha experimentado una apreciación interanual frente al dólar de aproximadamente 2.4% a la fecha actual. Eso es confianza en el peso y señal de que la gente decidió no dolarizarse en medio de la crisis.

Como pueden notar a partir de los datos anteriormente expuestos, el dinamismo en el crédito y el ahorro ha persistido no obstante los efectos que la crisis sanitaria tuvo sobre el desempeño de la economía.

Deseo ofrecer un reconocimiento público al sistema financiero y a su liderazgo por la resiliencia y estabilidad mostradas, lo que ha contribuido con el inicio de la reactivación económica más rápida de lo esperado.

Permítanme compartir algunos datos relevantes que forman parte de la base de esa resiliencia y estabilidad del sistema financiero que mencionaba.

Nuestros intermediarios financieros han constituido provisiones que les han permitido alcanzar una cobertura de cartera vencida de 253.0%. Esto es, en realidad, una gran protección que garantiza la salud en el tiempo de la cartera de créditos.

A mayo de 2021, el índice de solvencia, que mide la capacidad de absorción de pérdidas inesperadas, mantiene su tendencia de crecimiento ubicándose en 22%, para un crecimiento interanual de 3.9 puntos porcentuales.

De estos 22 puntos porcentuales, aproximadamente 18.4 puntos porcentuales son base de capital primario, el de mayor calidad y absorción de pérdidas inesperadas.

Esto que diré no es, como se conoce popularmente, “autobombo”; tampoco es “narcisismo institucional” si cabe el término. Los resortes regulatorios y prudenciales adoptados durante la pandemia permitieron al sistema y a los deudores absorber el choque externo de la crisis.

En otras palabras, las palancas regulatorias funcionaron bien, flexibilizando las normas durante los momentos de máxima tensión económica, sin sacrificar transparencia ni deformar los estándares prudenciales.

Eso permitió que el sistema absorbiera el choque y que la estrategia de salida (gradualidad) libereara esa tensión acumulada paulatinamente sin afectar de manera negativa a los deudores, hogares ni demás agentes económicos.

De esta manera cobra más fuerza la base interpretativa del por qué la valoración positiva por parte del FMI del rol de la Superintendencia, “que se ha mantenido diligente tratando de estar al frente a los acontecimientos”.

Pero, más que las normativas y la supervisión en sí misma, la historia del sistema financiero superar circusntancias traumáticas iene como protagonista a todos los dominicanos—a nuestros agentes económicos. Los ahorrantes, los deudores, las mipymes y demás empresas, que, con sus ahorros, su responsabilidad y su confianza han apoyado de forma sorprendente al sector financiero.

Partes fundamentales de esta narrativa de éxito son también las entidades de intermediación financiera, que brindaron apoyo a través de la iniciativa privada de otorgar períodos de gracia y otras facilidades, aunque llevamos claridad e impulsamos enmiendas de errores que se cometieron.

Lo importante es que, parafraseando al economista británico John Maynard Keynes, esos “espíritus animales”, que en este caso son las instituciones financieras, amplificaron la efectividad de las políticas económicas durante un período de estrés financiero e incertidumbre.

Hemos navegado atravesando una formidable tormenta en un mar picado y aún persisten riesgos importantes, aunque el sol está saliendo y las aguas se están calmando.

En el trayecto nos hemos consolidado como tripulación, manteniendo la nave en control o el sistema bien monitoreado, como ha dicho el FMI, una tarea que demanda equilibrio, objetividad, entereza y que no siempre resulta simpática. Siempre será mejor que nos perciban quisquillosos, pero nunca genuflexos en la tarea de garantizar la salud de sistema financiero.

Me siento más confiado que nunca en que estamos escribiendo un capítulo importante de la Superintendencia de Bancos para la historia financiera dominicana y me atrevo a decir que de la región latinoamericana y caribeña.

Sabemos que la Superintendencia de Bancos será fuerte, influyente y respetada hacia afuera en la medida en que se robustece a lo interno. Por eso, como próximos pasos vamos por la Certificación ISO 9001, bajo principios que ayudan a conducir hacia la eficiencia de los productos y la optimización del servicio al cliente.

Asimismo, nos planteamos alcanzar la certificación del cumplimiento de las Normas Internacionales para la Práctica Profesional de la Auditoría Interna, la integración de la base de datos a través de soluciones digitales con eficiencia probada y a establecer el Manual de Contabilidad para Entidades Supervisadas por nuestra institución.

Esto es solamente una parte de la agenda que tenemos por delante para abordar en corto y mediano plazo.

Son grandes los retos por lograr, pero estamos juntos e inspirados para afrontarlos con éxito rotundo. Cuento con todos ustedes y ustedes cuentan conmigo en la construcción de un legado que impulse transformaciones duraderas para impactar en la inclusión y en la calidad de los servicios financieros.

Levantemos con orgullo el estandarte de la supervisión bancaria de la más alta calidad, que además de impulsar decisivamente la estabilidad financiera, contribuye con la fortaleza del sistema para que el crédito fluya por las venas de la económia de manera sana y oportuna, acompañando su crecimiento y su desarrollo, ahora y en los próximos años.

No perdamos la oportunidad de protagonizar esa gran hazaña a favor de nuestra República Dominicana.

Muchas gracias

Fecha
17 / 08 / 2021

Discurso del primer año de Gestión

Palabras del Superintendente de Bancos, Alejandro Fernández W., al cumplir el primer año de gestión al frente de la institución supervisora del sistema financiero.