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Muy buenos días: 

Excelentísimo presidente de la República, Luis Abinader Corona, bienvenido a nuestra casa. Me adhiero a los saludos protocolares externados por Miralba, es una inmensa alegría que nos acompañen en el día de hoy.  

Dice un refrán que “es de bien nacidos ser agradecidos”. Inicio dando gracias por la oportunidad de rendirle cuentas a la honorable Junta Monetaria, al presidente de la República, a las entidades supervisadas – y a toda la nación, sobre la encomienda que se nos dio hace cuatro años de supervisar nuestro sistema financiero.  

Gracias, presidente, por la responsabilidad que me ha confiado. Siempre digo --y repito: servir como superintendente de Bancos en su gobierno ha sido la mayor distinción profesional de mi vida. Me llena de mucha alegría y satisfacción cumplir este segundo mandato y responder públicamente por lo que hemos hecho en nuestras funciones.  

  1. Por calles más oscuras nos hemos perdido en la noche. 

Recordemos cómo estábamos en agosto de 2020: en medio de la oscura noche de la pandemia. Los negocios, clausurados. Los aeropuertos y el turismo: cerrados. La gente, confinada en sus casas. El sistema bancario con temor de que los grandes deudores, los hogares y las mipymes, dejaran de pagar sus préstamos, aumentando la morosidad y generando pérdidas. 

¿Cómo supervisamos el sistema financiero ante una de las mayores crisis del último siglo? 

En medio de las ráfagas de esa tormenta iniciamos nuestras labores. Los primeros días eran como estar en las trincheras contra un enemigo impredecible. Cada día había contagios en nuestras filas. Alguien salía positivo y repentinamente, departamentos completos entraban en cuarentena hasta realizarse pruebas PCR.  

Bajo esas circunstancias tomamos el timón. Con un equipo de alta potencia – conformado por servidores consagrados y expertos; junto a fichajes de lujo del sector privado, pusimos en marcha nuestro plan estratégico elaborado durante los primeros cien días de gestión. 

Actuamos de inmediato. Primero, trayendo claridad sobre la aplicación de las moratorias en los créditos flexibilizados en el contexto de la crisis sanitaria. Segundo, normalizando el funcionamiento de las sucursales físicas de los bancos—situación que, aunque hoy parece lejana, creaba mucha tensión entre las entidades y los clientes.  

Tercero, perfilando la información y los datos del sector para luego implementar, bajo la dirección de la Junta Monetaria, la salida a las medidas de flexibilización que permitieron al sistema financiero absorber el impacto del COVID-19 exitosamente. 

Hay que reconocer también las gracias y moratorias adoptadas por los bancos, que trajeron alivio a sus clientes; así como la responsabilidad de los dominicanos y las dominicanas que nunca dejaron de honrar sus préstamos ni de mandar remesas al país.  

El sistema salió fortalecido de esa prueba de fuego, con niveles históricos de solvencia y mínimos de morosidad. De hecho, tuvimos que crear una nueva medida de morosidad, la llamada morosidad estresada que el FMI incluso ha replicado en sus análisis, porque la medida convencional se mantiene sorprendentemente baja.  

La pandemia fue el foco de nuestros primeros esfuerzos. Sin embargo, no era nuestro único frente ni podíamos dejar que la gestión se limitara al COVID-19.  

Había que rendir más logros. Sobre todo, en nuestra misión de supervisar y regular el sistema financiero.

  1. Supervisar y regular bien es un sendero, no un destino.  

¿Cómo se sabe que un sistema financiero está bien regulado y supervisado? Para algunos es por la estabilidad y por la ausencia de quiebras repentinas de bancos. Parafraseando a Ernest Hemingway, se quiebra de dos maneras: “poco a poco y luego de repente”. 

Lo cual me recuerda discusiones que tuvimos en el equipo económico a finales de 2019, cuando nos preparábamos para poder gobernar. Incluso, conversaciones que tuve con el propio señor presidente—entonces candidato, sobre algunas pequeñas entidades con condiciones frágiles.  

Luego tocó gestionarlas. Pasar del análisis, a la práctica. Y así hemos hecho hasta ahora.  

La supervisión y la regulación financiera no son un destino: son un sendero, y hay que transitarlo diariamente. Es una responsabilidad enorme porque como sabemos, las crisis bancarias salen caras y tienen el potencial de dañar a las empresas no financieras y a las personas. 

¿Qué hemos hecho en materia de supervisión y regulación financiera? 

En primer lugar, adoptamos la supervisión basada en riesgos, retomando las asistencias técnicas con el Toronto Centre y con el Centro Regional de Asistencia del FMI—luego de 12 años de haber iniciado el proyecto. 

Esto significa dejar de supervisar a los bancos en base al “camán ahí”—como dicen los niños--, pasando a la adecuada gestión de riesgos, al buen gobierno corporativo y temas de mayor impacto que atentan contra el bienestar de los usuarios o la estabilidad financiera.  

Nos embarcamos en un proceso de fortalecimiento de nuestros equipos técnicos, especialmente de supervisión, con la implementación de un amplio programa de capacitación y la contratación de personal especializado mediante concursos públicos basados en la meritocracia y la excelencia.   

Creamos un Departamento de Supervisión Especial para darle seguimiento a las entidades que requerían de una atención más intensiva y otro de Supervisión de Entidades Fiduciarias, sociedades que desde 2011 estaban operando en un punto ciego, a pesar de existir más de mil fideicomisos de cinco fiduciarias de grupos bancarios.   

Todo esto nos ha permitido realizar 370 inspecciones en el cuatrienio; incluyendo por primera vez una supervisión consolidada a un grupo financiero de importancia sistémica, llevada a cabo con nuestras superintendencias hermanas de Pensiones y del Mercado de Valores. Esto es un hecho histórico en el sistema financiero dominicano: que actualmente estamos repitiendo con la participación de la Superintendencia de Seguros.  

Las supervisiones realizadas incluyen además revisiones temáticas en materia de prevención de lavado de activos, cuyos resultados han sido discutidos con el sector para asegurar mejoras continuas. Adicionalmente, hemos colaborado con el Ministerio Público—uno de nuestros principales clientes, con más de 10 mil solicitudes de información—unas 200 al mes--, y dado un apoyo especial a la Unidad de Prevención de Delitos Financieros en investigaciones y persecuciones contra fraudes y esquemas piramidales.  

En materia de regulación se han dictado 118 normas, comprendiendo cuatro instructivos, 55 circulares y 59 cartas circulares, que abordan aspectos clave para la salud del sistema y la protección de los derechos de los usuarios y las usuarias.   

Algunas son pioneras y han tenido un enorme impacto sobre el bienestar de las personas. Tal es el caso del Instructivo de Debida Diligencia, el Instructivo sobre el Proceso de Evaluación de la Adecuación de Capital Interno (ICAAP), el de Pruebas de Estrés, y el Instructivo de Protección de los Usuarios, que estaba pendiente desde 2015.  

También, las disposiciones sobre el Onboarding Digital; la circular que establece que las entidades puedan implementar pilotos de productos o servicios novedosos; y la que plantea que las EIF deben establecer listas de exclusión en el mercadeo de productos.  

  1. Proteger a los usuarios es preservar el sistema financiero. 

Apreciados invitados, estoy convencido de que cuidar a los usuarios financieros es cuidar al sistema mismo. 

Sin los consumidores financieros que ahorran, toman prestado y utilizan el sistema de pagos, no hay retorno sobre patrimonio, y mucho menos dividendos. Por eso proteger a los usuarios es una forma de fomentar la confianza en el sistema. 

La protección del usuario se convirtió en el buque insignia de la gestión, que abrazó la consigna del gobierno de servirle a la gente.  

Nos ocupamos de atender a la ciudadanía a través de la recepción de sus quejas y reclamos, ampliando y modernizando las oficinas y los canales de ProUsuario. Incluso hay una anécdota que resume lo precario que era nuestro servicio: ProUsuario tenía dos números de contacto, pero un solo aparato telefónico—que por supuesto, ¡siempre sonaba ocupado!   

Tuvimos que cambiar el chip de burócratas y entrar en la filosofía de atención de clientes a la altura de los principales proveedores de servicios privados del país, incluyendo nuestros propios supervisados, los bancos.  

La realidad de hoy es distinta. Los contactos con usuarios suman más de 520 mil, mientras que las reclamaciones atendidas pasaron de un promedio anual de unas 1,500 a casi 5,000.  

Pusimos en funcionamiento ProUsuario, una de las aplicaciones líderes del sector público dominicano, galardonada con el Premio Nacional a la Innovación Pública—y reconocida por la Alianza para la Inclusión Financiera (AFI) como finalista del premio internacional a la innovación e inclusión, y por Latam Digital por su proceso de validación de identidad.  

La aplicación permite a las personas consultar su calificación crediticia regulatoria, recibir cápsulas de educación financiera ajustadas a su perfil financiero y presentar quejas y reclamaciones de forma remota.  

Hoy ProUsuario cuenta con casi 300 mil usuarios activos. Estas no son descargas: son dominicanos y dominicanas que llevan a la Súper en sus bolsillos.  

Adicionalmente, desde la oficina hemos dispuesto entregar más de 450 millones de pesos a usuarios financieros que han interpuesto reclamaciones asociadas a sus productos. Esto equivale a casi 6 veces el acumulado en el cuatrienio anterior. Más que un ejercicio redistributivo, es un mensaje de confianza que reciben los usuarios y las usuarias.  

Cuando llegamos, la institución tenía pendiente pagarles a ahorrantes de cerca de 40 bancos que salieron del sistema hace 20, 30 y hasta 35 años. Aun teniendo activos de esas entidades bajo su custodia, la superintendencia no había gestionado su venta (para poder resarcir a los ahorristas) con la prioridad y la energía que la tarea ameritaba.  

Eso era injustificable. Pusimos en marcha la campaña DINERO BUSCA DUEÑO, agilizamos la realización de los activos y salimos a buscar a los ahorrantes para devolverles sus recursos, con el reto de que, tras tantos años, muchos depositantes han fallecido o no están localizables.  

Pese a eso el resultado fue extraordinario: en solo tres años logramos resarcir a más de 2,600 depositantes de entidades en disolución por 300 millones de pesos, una suma superior a los 4 179 millones que se devolvieron entre 2005 y 2020, es decir, en 15 años. Esto es un hito que demuestra cómo la pasión por servir con eficiencia puede rendir frutos, venciendo décadas de letargo.  

Ese valor que aportamos es una de las razones de ser de la superintendencia. Creemos en el trabajo a favor de la gente, pero también en mejorar nuestros servicios y los del sector innovando y usando nuevas tecnologías.  

Por eso hemos puesto en marcha un portafolio de innovación y digitalización orientado a incrementar el bienestar de todos y todas.  

  1. Innovar crea valor y aumenta el bienestar de todos. 

Durante los primeros 100 días de la gestión, creamos la cuenta de ahorro básica para estimular que todas las entidades ofrezcan un producto de inclusión financiera y de reinserción social para las personas cuyo historial crediticio o de conflicto con la ley les impedía tener acceso al sistema financiero formal.  

Además, durante el manejo de la disolución de un banco que nos tocó gestionar – exitosamente, dicho sea de paso, como reconoció el mismo FMI en su Informe País— nuestro equipo desplegó una tecnología de validación de depositantes que permitió por primera vez concluir el proceso en el tiempo establecido en la regulación: ningún depositante perdió sus depósitos.  

Ese ingenio innovador aplicado a resolver problemas fue puesto a prueba también cuando pusimos en marcha SIMBAD – nuestro portal de estadísticas del mercado bancario, que me atrevo a afirmar es el más completo y potente de su naturaleza en toda América Latina.  

Igualmente, creamos el SB LAB, el primer laboratorio de economía conductual, no solo del sistema financiero sino de todo el país y de la región del Caribe. Asimismo, habilitamos plataformas para atender online las certificaciones que expide nuestra consultoría jurídica, ahorrándole tiempo y dinero a los solicitantes, y en línea con el programa de BUROCRACIA CERO del gobierno central.  

  1. Una superintendencia fuerte para ahora, y para el futuro. 

Estimados y estimadas:  

La Superintendencia de Bancos que tenemos hoy, no fue la que recibimos. Más importante, los cambios implementados son profundos y constituyen los cimientos de la superintendencia de mañana.  

En materia de fortalecimiento institucional nos hemos enfocado en cuatro frentes: infraestructura – que ya fue abordada ampliamente por el gerente Mendoza—y que todos ustedes pueden apreciar; pero también procesos, sistemas y personas. 

Hoy tenemos una superintendencia certificada en: calidad, ciberseguridad, continuidad del negocio, inclusión, seguridad laboral, auditoría interna, anticorrupción, y con bases más robustas para garantizar su sostenibilidad. 

Desplegamos un Plan Estratégico que nos permitió despedir sistemas de gestión que eran obsoletos, e implementamos, junto al Banco Central, el Portal de la Administración Monetaria y Financiera (PAMF), un proyecto que estuvo detenido en la Superintendencia durante casi 10 años.  

Como parte del proceso de fortalecimiento también fueron conformados los departamentos de Ciberseguridad e Innovación, así como la División de Riesgos Laborales, la de Riesgos Operacionales y la Oficina de Gestión de Proyectos (PMO), que han sido clave en la ruta de la transformación que hoy compartimos con ustedes. 

No existen las instituciones sin su gente. La calidad de la supervisión financiera depende de que contemos con personas capacitadas.   

En estos 4 años hemos desplegado un plan de capacitación y de inversión sin precedentes en nuestro músculo técnico. La proporción de la fuerza laboral con nivel de maestría o superior pasó de 30% a 44% en los últimos cuatro años, experimentando un aumento de 14 puntos; mientras que el personal con nivel profesional se incrementó de 67% en julio de 2020 a 81% en mayo de 2024 (+14 puntos).   

La Superintendencia de Bancos obtuvo la certificación de GREAT PLACE TO WORK—el 91% de los colaboradores considera que la SB es un buen lugar para trabajar, ubicándonos en la cúspide del sector financiero dominicano. Y así debe ser, por qué no, que las personas tengan orgullo de servir a la patria desde el sector público y que las instituciones compitan por talento con el sector privado.  

La supervisión financiera es una tarea desagradecida. Yo siempre digo que es como ser dentista: la gente solo se acuerda de su dentista cuando tiene dolor de muela. Así es este oficio, a menudo se tienen que tomar decisiones valientes por el interés común. Por eso se necesita personas con criterio, capacidad, integridad y carácter, para que cuando corresponda, se tomen decisiones técnicas, basadas en datos y en la prudencia, aunque sean difíciles.  

Concluyo como inicié: con un corazón desbordado de agradecimiento. Primero, al Señor todopoderoso que nos ha guiado hasta aquí, dándonos salud y fuerzas para cumplir con nuestro deber. Segundo, a todos ustedes porque de una forma u otra han sido instrumentales en los logros que hoy presentamos a la sociedad.  

Es necesario reconocer la responsabilidad y la madurez de nuestras entidades supervisadas al aceptar los objetivos que hemos trazado para la estabilidad del sistema. Han asumido asumiendo los retos que la superintendencia ha identificado como oportunidades de mejora en gestión de riesgos, gobierno corporativo, prevención de lavado de activos, innovación, inclusión y atención a los usuarios.  

También agradezco el apoyo recibido de la Junta Monetaria, en la persona de su presidente, el gobernador Héctor Valdez Albizu—agradecimiento extensivo al ministro de Hacienda, Jochi Vicente, a los demás miembros de la Junta Monetaria y a los funcionarios y técnicos del Banco Central. 

Agradezco de forma muy especial a mi esposa, Alejandra, y a mis hijos Eduardo, Ignacio, Eugenia y Helena. Dice un proverbio: si quieres ir rápido, anda solo. Si quieres llegar lejos, hazlo acompañado. En este primer cuatrienio hemos avanzado mucho, como sector, como institución y como gestión. Mi familia, particularmente Alejandra, ha sido mi sostén, el alivio y la fuerza para encarar los retos más severos que he afrontado en lo personal y lo profesional durante este periodo. 

Finalmente, concluyo dirigiéndome al presidente Abinader—como un capitán que se dirige a su almirante, luego de navegar los peligros de los siete mares. 

Señor presidente: hemos cumplido con integridad y valentía la encomienda que usted nos confió. Enfrentamos retos – pero todos fueron superados, con la ayuda de Dios y con la experticia de nuestros marinos –muchos de los cuales excedieron mis altísimas expectativas, y por quienes siento inmenso respeto y orgullo.   

La confianza, la libertad y el apoyo que usted nos ha brindado permitieron a la Superintendencia de Bancos acumular muchos logros con el potencial de continuar redituando en el tiempo.  

Como el siervo de la Parábola de los Talentos, tomamos la oportunidad brindada para rendir cada iniciativa a favor de la estabilidad del sistema y la protección de los usuarios. No enterramos la superintendencia. La pusimos a producir a ciento por uno. Y esto la nación, los organismos financieros internacionales y nuestros pares institucionales de la región lo reconocen y valoran. 

Mi almirante, me place decirle, parafraseando los versos del poeta Walt Whitman:  

El navío está anclado, sano, salvo y victorioso. 

Llegó a puerto seguro – y está en óptimas condiciones para seguir aportando bienestar a la patria.  

Muchas gracias.   

Fecha
17 / 07 / 2024

Discurso resultados de la gestión 2020-2024

Palabras del superintendente de Bancos, Alejandro Fernández W., en la presentación de resultados de la gestión 2020-2024.