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Superintendente de Bancos junto a funcionarios públicos

Muy buenos días a todos:

Quiero iniciar estas breves palabras saludando y agradeciendo en particular la presencia del presidente de la honorable Junta Monetaria y gobernador del Banco Central de la República Dominicana, el licenciado Héctor Valdez Albizu; de la ex vicepresidenta de la República y actual Directora General de Ética e Integridad Gubernamental, doctora Milagros Ortiz Bosch y de mi predecesor, el superintendente Luis Armando Asunción Álvarez. También quiero saludar y agradecer la presencia de mi señora esposa, mis hijos e hijas, así como de mis colaboradores, y la de los funcionarios y servidores de esta Superintendencia.

Estimados todos:

Cuando el señor presidente de la República, Luis Abinader Corona, me invitó a asumir la responsabilidad de conducir la supervisión del sector bancario por los próximos 2 años, inmediatamente acepté y le agradecí por el alto honor que esto supone.

Hoy, públicamente, le reitero mi agradecimiento por la confianza depositada en mi persona.

Le agradecí también por la oportunidad de poder contribuir de nuevo con nuestra patria desde una institución tan relevante para la estabilidad financiera de nuestro país como es la Superintendencia de Bancos, por la cual solo guardo gratitud, respeto y buenos recuerdos de mi paso por ella durante la crisis financiera que atravesó nuestra nación entre 2003 y 2005, período durante el cual fui parte de la misma, primero en calidad de asesor técnico y luego como gerente.

Han transcurrido casi 15 años desde que serví desde esta Superintendencia. Pero nunca dejé la pasión por estudiar y conocer a profundidad el sistema financiero nacional. Como algunos saben, durante este periodo estuve dedicado a un proyecto personal que me mantuvo cerca del quehacer financiero.

Ese proyecto me permitió combinar el análisis económico y el asesoramiento privado a las entidades de intermediación financiera (EIF) con el ejercicio de la comunicación, la educación financiera y la lucha por los derechos y la inclusión de los usuarios.

Dicha propuesta fue acogida por los participantes del mercado, sus usuarios y el público en general. La confianza depositada en esta iniciativa es uno de los más grandes honores que he recibido.

A pesar de esto, decidí poner en pausa mis proyectos personales para dedicarme plenamente a este gran llamado, con el deseo de que las acciones de nuestro equipo puedan contribuir con la estabilidad del sistema financiero y el bienestar general de todos los dominicanos.

Esta transición no ha sido improvisada, sino que la construimos sobre un ejercicio profesional de 25 años de trabajo en el sector financiero, a lo que debo sumar la experiencia aportada por el equipo que hemos conformado, que lleva meses trabajando en nuestro plan estratégico; la experticia de los servidores actuales de la Superintendencia de Bancos y la trayectoria institucional de casi 73 años, que es un gran refuerzo.

Nuestro plan de acción incluye seis ejes interconectados, cada uno propulsado por iniciativas estratégicas accionables, medibles y específicas. Estos ejes incluyen:

  • Mantener la estabilidad financiera y macroprudencial.
  • Fomentar mayores niveles de digitalización, innovación y uso de nuevas tecnologías, tanto para este órgano supervisor como para las entidades de intermediación financiera (EIF).
  • Fortalecer más a la Superintendencia como institución y optimizar sus operaciones.
  • Promover mayores niveles de inclusión financiera y de bancarización para que nadie quede excluido del acceso al crédito y el ahorro formal, ni del Sistema de Pagos (SIPARD).
  • Fomentar la protección de los usuarios y su salud financiera, maximizando el bienestar de los consumidores
  • Robustecer la integridad del sistema bancario y cambiario, luchando contra el lavado de activos, el financiamiento del terrorismo y la criminalidad financiera.

En síntesis, con este plan tenemos la oportunidad y el propósito de llevar la teoría a la práctica, formulando políticas públicas que fomenten la estabilidad macroprudencial y la adecuada protección de los depositantes y demás usuarios.

El sistema financiero dominicano ha evolucionado significativamente en muchos aspectos en estos últimos 15 años. Por ejemplo, los activos y depósitos bancarios se han multiplicado casi [4] veces, entraron al mercado nuevas Entidades de Intermediación Financiera y otras han dejado de existir.

Asimismo, antes del advenimiento de la pandemia del COVID-19, la banca en general mostraba buenos niveles de capitalización, rentabilidad y baja morosidad. A este desempeño se sumaba el crecimiento de otros sectores dentro del sistema financiero, como el patrimonio de los fondos de pensiones y el desarrollo del mercado de valores.

Esto último me lleva a reparar en que el crecimiento y los resultados satisfactorios del sector conllevan también mayores responsabilidades y retos para la Superintendencia de Bancos, así como una necesidad amplificada de trabajar estrechamente con otros supervisores, bajo la dirección de la Honorable Junta Monetaria, representada por el gobernador del Banco Central, quien la preside.

Buenos indicadores de solvencia y liquidez son siempre una noticia alentadora, y aún más bienvenidos en condiciones difíciles como las generadas por la pandemia, que ha tomado al mundo por sorpresa.

La situación actual evoca el concepto de incertidumbre desarrollado por el célebre economista de la Universidad de Chicago, Frank Knight, quien diferenció el riesgo de la incertidumbre, caracterizando esta última como una cantidad inconmensurable.

Ese es el tipo de incertidumbre que enfrentan los mercados financieros y las naciones de todo el mundo ante la actual coyuntura producto de la pandemia del Covid-19. Una noche oscura y difícil de medir.

Lamentablemente, los países no contaban con planes de contingencia que pudiesen ser activados automáticamente para contrarrestar su significativo impacto en el sector real, y consecuentemente en los sistemas financieros; en particular, en aquellas entidades más expuestas a los sectores con mayor vulnerabilidad.

Sin embargo, a pesar de esta ausencia de proyección, la gran mayoría de los países –y República Dominicana no ha sido la excepción – ha reaccionado prontamente, dictando medidas para mitigar el impacto económico de la pandemia, incluyendo la instauración de un tratamiento regulatorio especial para el sistema y el otorgamiento de líneas de liquidez a la banca que han ayudado a preservar la estabilidad.

La pandemia aún continúa, sin una solución definitiva a la vista, con un saldo final inconmensurable como – definía Frank Knight.

Es nuestra responsabilidad como Superintendencia guiar al sector financiero—en línea con las mejores prácticas internacionales, para navegar sin sobresaltos por un océano cuyo caudal ha sido alterado por la presencia de una corriente inusual, que confiamos en que pasará en los próximos meses.

Tales acciones también deberán ser dirigidas a asegurar que la banca esté canalizando de manera efectiva sus esfuerzos para identificar y provisionar deudores no viables y secundar la recuperación de empresas que aunque presentan problemas temporales, son viables, de modo que estas logren reacomodarse a una realidad post-pandemia; y al mismo tiempo permanezcan productivas, lo cual contribuirá a nuestra recuperación económica y la protección de puestos de trabajo.

A la vez, tenemos que enfocar nuestros mejores esfuerzos en contribuir con el diseño de políticas públicas que nos permitan acompañar a los usuarios y deudores que involuntariamente han experimentado un deterioro en sus ingresos y su capacidad de pago producto de la crisis y que se encuentran abrumados por la contracción económica.

Este proceso de acompañamiento especial de todo el sistema financiero conllevará un trabajo en conjunto y coordinado con la Junta Monetaria, que estoy seguro materializaremos con éxito, ya que en la búsqueda de objetivos comunes contará en todo momento con la Superintendencia, nuestros funcionarios, empleados – y en mi persona en particular – como socios constructivos y responsables.

De esta pandemia saldremos juntos y airosos. Sobre todo, con un sistema financiero más resiliente y robusto.

En respuesta a la necesidad amplificada de coordinación a la cual aludí anteriormente, planeamos también fortalecer aún más la relación institucional entre la Superintendencia de Bancos y los demás reguladores y supervisores sectoriales del sistema financiero de la República Dominicana, de modo que juntos nos aseguremos de que todos los grupos financieros estén supervisados de manera consolidada y efectiva, bajo un enfoque macroprudencial.

A nivel internacional, aspiro a que la Superintendencia cumpla un rol activo como líder regional. Para ello reforzaremos nuestra participación en el Consejo de Superintendentes de Centro América, en la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas (ASBA) con quienes ya he tomado contacto y a la cual pienso plantear la realización de su asamblea anual del [2022] en la República Dominicana, y por supuesto, estrechar aún más nuestros lazos con el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT), actualmente bajo presidencia dominicana, asegurándonos del total cumpliendo en nuestro país de sus recomendaciones.

Todos estos objetivos los podremos alcanzar con el personal profesional y responsable con que cuenta nuestra institución, al cual sumaremos una cantidad limitada de nuevos colaboradores, con excelentes cualificaciones, entusiasmo y energía.

Este equipo es uno de los factores más motivadores de nuestra nueva gestión. La capacidad técnica, profesional y ética, así como el compromiso de cada uno de los talentos que nos acompañarán en esta labor, me conmueven profundamente.

Finalmente, señor superintendente Luis Armando Asunción:

Mil gracias por su cálida recepción y apertura. Lo felicito por los esfuerzos desplegados durante estos últimos años. Edificaremos sobre la institución que recibimos y le deseo la mejor de las suertes en las actividades profesionales que siguen en su fructífera carrera.

A los colaboradores actuales de la Superintendencia debo decirles que no conozco una entidad supervisora madura y respetada que no retenga y cuide a su personal valioso, ya que formar cuadros especializados demanda tiempo y la inversión de ingentes recursos económicos. Confío en que al final de mi gestión, la antigüedad promedio del staff técnico y especializado de los supervisores de la Superintendencia de Bancos será mayor a la actualmente existente, sentando así un precedente que busca lograr que de manera sostenida en el futuro los técnicos valiosos de carrera de la SB sean siempre protegidos y retenidos más allá de quien esté al frente de la institución, en beneficio del fortalecimiento institucional interno, del sistema financiero y del país.

En suma, queridos presentes, me propongo como legado que juntos dejemos un sistema financiero aun más estable y digitalizado, regulado sostenidamente con normas actualizadas, alineadas con estándares internacionales y comparables con las de los de los países más avanzados de la región y una Superintendencia de Bancos incluso más reconocida internacionalmente por su capacidad técnica, regulatoria y de supervisión.

Somos conscientes de que los meses que se aproximan serán un enorme reto. La tarea que nos espera no será fácil. No obstante, la asumimos hoy, juntos, con valentía, poniendo nuestra capacitación, pasión por la patria y por la estabilidad financiera de la nación por encima de nuestros intereses individuales.

Debo agregar, dedicarle mi gestión a mi papá, Eduardo Fernández Pichardo, pasado gobernador del BCRD y presidente de la Junta Monetaria, cuyo servicio público y vida personal ha sido y seguirá siendo un modelo.

Ese es nuestro compromiso. Servir con dignidad, capacidad y dedicación para el bienestar general.

¡Muchísimas gracias a todos por su atención y gracias por acompañarme!

Fecha
17 / 08 / 2020

Discurso inaugural de la gestión 2020-2022

Palabras del Superintendente de Bancos, Alejandro Fernández W., al iniciar el primer año de gestión al frente de la institución supervisora del sistema financiero.