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Realizó estudios de economía, por lo que tenía competencias que le permitieron desempeñarse como Superintendente de Bancos, una posición a la que llegó gracias a su relación de amistad con el dictador Rafael Leónidas Trujillo. Existe poca documentación sobre su papel en esta institución recién creada, que aún no contaba con los instrumentos y mecanismos de fiscalización del sector bancario que fue desarrollando en los años posteriores bajo el mandato de otros superintendentes. No obstante, de su gestión se tiene registro de las resoluciones en las que aprobaba los ejercicios financieros de los bancos y otras en las que se instruía a los bancos comerciales sobre la forma en que debían publicar sus balances anuales.

La dirección de la Superintendencia de Bancos fue su primera posición importante, y desde ella comenzó su carrera dentro de la alta jerarquía del Estado. Posteriormente fue secretario de Finanzas y gobernador del Banco Central.